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Un ícono de Bilbao

Una cubierta de placas de titanio le da su extraordinaria fisinomía a esta obra creada por el arquitecto estadounidense Frank Gehry.
Diferentes volúmenes (rectos, curvados, retorcidos), se van interconectando interiormente entre sí, divididos por paredes de cristal transparente y piedra caliza.
Exteriormente, las placas le dan a la contrucción un aspecto ictícola, sugiriendo las escamas de un pez.
El concepto interno es orgánico: es como si fuera un corazón con cavidades que se conectan en el hall central, y cuyas venas y arterias están dadas por escaleras y ascensores.
El Guggenheim cuenta en sus mas de treinta y dos mil metros cuadrados, con diecinueve galerías.

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